Me cuesta seguir los pasos,
salto al siguiente
y luego me comparo,
la paciencia no perdura en mi consciencia,
y hago de todo menos reverencias.
Me piso mis propios talones
y tropiezo con mis armazones,
me engaño y no lo comparto,
hago de mi habitación mi santuario.
Escribo por inercia
sin saber muy bien qué representa,
me escapo de mi cabeza
y aprendo a no llevar la cuenta.
El desastre de mis armaduras,
desequilibrio de mis andaduras.
Comentarios
Publicar un comentario