HISTORIA CORTA




En su cara se veía reflejada la tristeza y las ganas de querer olvidar aquello que no dejaba de bombearle la cabeza, buscaba un modo de huir, como casi todas las personas que están solas en una barra bebiendo a las 3 de la mañana. Era el tercer Martini que le servían y tenía pinta de no ser el último.
Seguro que estaba pensando en ella, en la discusión que habían tenido esa tarde, cuando él sin poder soportarlo más, tras 2 años de amistad, le había soltado lo que sentía.


No era típico de ella ir a un bar a beber sola, pero la situación la había sobrepasado. Su mirada la delataba, no tenía ni idea cómo había llegado hasta ese punto, no entendía nada de lo que había pasado aquella tarde, nunca se habían gritado de aquella forma pero lo que menos esperaba es que la discusión acabara con un "porque estoy enamorado de ti" por su parte, no tuvo tiempo si quiera de reaccionar porque él se marchó corriendo, aunque debe admitir que en el momento en el que se quedó sola en aquella habitación se dio cuenta de que sus sentimientos por él eran los mismos, que nunca había querido admitirlo por miedo a estropear su amistad, porque aquel chico era una de las personas más importantes de su vida y le dolería mucho perderlo.


Iba a pedir el cuarto Martini, casi se había hecho amigo del camarero, cuando en el pequeño escenario del bar una chica empezó a tocar el piano y a tocar una canción que no conocía pero "casualmente" hablaba sobre las dificultades del amor, lo que hizo que prestara más atención a la música que a las personas de detrás de la barra.
Aunque desde mi punto de vista la canción hablaba más bien de la no dificultad del amor, y que sólo hay que dejarse guiar por lo que sientes, porque es el miedo el que hace al amor difícil.

Y con esa canción, algo se encendió en la mente de ambos, unos dirán que las casualidades existen, pero yo creo en el destino y la responsabilidad que tenemos en el fondo, sobre todos nuestros actos, ya sean para bien o para mal.
Como una energía magnética en el cuerpo de ambos, un impulso los hizo levantarse del taburete de aquella barra, que sin ser conscientes compartían, y se dirigieron hacia el mismo punto de encuentro: el amor. Aunque a veces este pueda estar en el centro de un bar de mala muerte en el último rincón perdido de la ciudad y a las tres de la mañana. Pero eso no impidió ni por asomo que cuando se vieran, tras unos segundos mirándose a los ojos, se dejaran llevar por el beso que ambos habían imaginado desde que se conocieron, haciendo insignificante aunque a la vez memorable todo lo que les rodeaba, pues era el principio de que ambos descubrieran realmente, el significado del amor.

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